Espectacular vivienda realizada con 6 contenedores maritimos
No es la primera casa que vemos hecha con contenedores en CONTENHOUSE, pero nos ha maravillado como si lo fuera.
La vivienda está en Claverack, Nueva York y los 6 contenedores hacen un total 178 m² distribuidos en dos niveles, nada mal para una casa hecha con elementos reciclados ¿no?
En el piso de abajo la distribución es abierta y están el salón, el comedor y la cocina. En el piso superior de la casa se encuentran los dos dormitorios, cada uno accesible por su propia escalera, y cada uno con un baño completo y vestidor.
En el exterior han construido dos terrazas de madera a modo de patios con acceso directo al jardín y si de día nos gustan estos espacios por la noche nos parecen superagradables para las cálidas noches de verano :
El interior está plagado de elementos vintage, plantas y madera natural que le dan ese aire bohemio y desenfadado, ah! y en el exterior también hay una escalera metálica para subir al tejado, otro lugar más de exterior que seguro merece la pena.
El proyecto Gaia de la firma Pin-Up Houses propone una mini casa autónoma en un contenedor marítimo alimentada con energía solar, eólica y agua de lluvia por menos de 18.000 euros.
Pin-Up Houses un estudio de origen checo pero con proyección internacional liderado por Joshua Woodsman que trabaja en los márgenes de la arquitectura convencional. El núcleo de su trabajo se enfoca en casas prefabricadas de pequeño formato con un énfasis en la vivienda social y asequible. En línea con este planteamiento proponen proyectos que combinan el conocimiento experto de los profesionales con las posibilidades de la auto construcción amateur. Para ello proporcionan a quienes adquieran sus modelos a través de la web de la empresa los planos e instrucciones detalladas de montaje.
La casa se ha realizado a partir de un contenedor marítimo estándar de 6 x 2,4 metros.
Como parte de su investigación continua sobre la viabilidad de viviendas pequeñas a partir de materiales reciclados, han desarrollado Gaia, una casa prefabricada experimental alojada en un contenedor marítimo estándar de 6 x 2,4 metros que comercializan por 21.000 dólares (17.800 euros). Construida en solo tres meses, está diseñada para funcionar de forma autónoma, sin conexión a la red, Gaia dispone de placas solares y aerogenerador para generar su propia energía. El nivel de carga de las baterías, consumo, carga y otros factores pueden controlarse a través de una App.
El interior se ha forrado por completo con madera de abeto y diseñado para el máximo aprovechamiento del espacio.
La mini casa prefabricada también dispone de sistema de recogida de agua de lluvia para su aprovechamiento en el baño y la cocina una vez filtrada. Dispone de nevera, calentador y otros electrodomésticos de 12 y 24 V. Adicionalmente, mediante un inversor puede generarse corriente de 110 a 230 V.
Los muros interiores están aislados mediante espuma proyectada y forrados enteramente con madera de abeto. Gaia está equipada con sofá-cama, mesa y sillas plegables y espacio de almacenamiento. Para mayor privacidad y seguridad, la terraza puede plegarse también mediante un cabrestante para cerrar por completo el contenedor.
La terraza puede elevarse mediante un cabrestante para cerrar por completo el contenedor.
Para protegerla de los elementos atmosféricos la casa incorpora una cubierta metálica de hoja corrugada galvanizada que se extiende más allá del contenedor para ampliar la superficie de captación de agua pluvial.
Construir un garaje a partir de un contenedor es bastante simple. Si le alcanza con una sola área de estacionamiento y un espacio limitado para salir del automóvil, un contenedor de 20 pies será suficiente. Tampoco tiene que hacer ningún ajuste especial, sólo necesita una plataforma para que pueda conducir en ella. Sin embargo, también hay soluciones mucho más cómodas como la que se muestra a continuación para dos coches, construida con dos contenedores de cuarenta pies.
Si vive en esos lugares del mundo, donde los veranos cálidos se alternan con los fríos inviernos, entonces un sauna complementa muy bien la piscina. ¡Incluso eso lo puede hacer con un contenedor de transporte! Este está diseñado por el estudio Robuust Architecten.
¡¿Qué tipo de casa sería una sin una piscina?! Cuando construye una casa con contenedores de transporte, ¿por qué no usar el contenedor como una piscina? Puede tener una piscina más pequeña, de 20 pies de largo (seis metros), pero también piscinas de 40 pies (doce metros) de largo en la cual puede hacer natación. Por lo general estas cuentan con zonas para filtración o un pequeño cuarto de servicio construido en el contenedor.
Los lados de la piscina pueden ser pintados de manera que coincidan con el exterior de la casa o bien pueden ser de vidrio que permite ver a través de ellos. La piscina de la foto de abajo está hecha por la compañía canadiense ModPools e incluso puede ser usada como un jacuzzi durante los inviernos.
Common Ground es el primer y mayor complejo comercial del mundo construido a base de contenedores de mercancías. Situado en Seúl, en su construcción se han usado 200 contenedores, redefiniendo así los convencionalismos de las plataformas de venta al por menor. El complejo cuenta con dos edificios, el Street Market y el Market Hall, ambos diseñados en base a la arquitectura de containers (puedes ver más sobre este tipo de construcciones en http://www.contenhouse.com), pero con características diferentes. Los contenedores del Street Market están dispuestos de modo sobresaliente, destacando los módulos individuales y consiguiendo un mayor impacto exterior para atraer la atención de los transeúntes. Por su parte, el Market Hall está construido a base de grandes módulos de 12 metros que se utilizan como cabinas de compras independientes. El uso de módulos del mismo tamaño que el vestíbulo ha facilitado la creación de un área de terraza descubierta en la parte superior.
Desafío arquitectónico
La construcción de esta gran plataforma comercial de 5.300 metros cuadrados supuso todo un desafío arquitectónico para el estudio responsable del proyecto, Urbantainer. La arquitectura a gran escala a base de contenedores es habitual en proyectos más reducidos, por lo que probar su viabilidad económica y práctica a gran escala fue desde el principio el principal objetivo. Por otra parte, desde el estudio se quiso demostrar que las percepciones normalmente asociadas a este tipo de construcciones estaban distorsionadas: “La percepción pública de los contamines —hasta la apertura de Common Ground— era negativa, asociados siempre a estructura temporales provisionales y, normalmente, construidas sin permisos, poca seguridad contra incendios o incluso como casas para gente con pocos recursos. El desafío consistía no sólo en crear una imagen de marca positiva, sino también en demostrar que esas percepciones eran inexactas”, comentan los responsables.
Diseño integrado y cultura callejera
El trabajo entre especialistas de diferentes ámbitos ha hecho posible la fusión entre el diseño del espacio y el concepto de marca. Partiendo del lema Creative Connection, toda la estructura se ha proyectado como un gran espacio abierto permite la existencia de escenarios de uso multifuncional, facilitando la conexión de personas con personas, marcas con personas y marcas con marcas. De esta forma, el estudio sienta las bases de un programa cultural basado en el intercambio y en un modo de entender la cultura callejera. Por otro lado, desde un punto de vista de diseño estructural, y para mantenerse fieles a esa transmisión de la cultura callejera, se han dejado al descubierto determinados elementos de la construcción modular como las vigas y las zonas de unión entre los módulos, enfatizándolos como elementos importantes del diseño interior. Todas las áreas están abiertas para eventos culturales, creando así un espacio en el que los visitantes no sólo consumen, sino que participan activamente.
Estructuras móviles, económicas y beneficiosas medioambientalmente
La forma en que los módulos están diseñados permite su reutilización una vez son desinstalados, facilitando así la creación de nuevos modelos de negocio: “La tierra puede ser alquilada por un tiempo limitado, sin tener que ser comprada, de modo que se reducen drásticamente los costes. Además, esto también significa menos riesgo, facilitando así la posibilidad de probar conceptos nuevos”, defienden desde el estudio. La construcción modular prefabricada, comparada con los métodos habituales de construcción, cuenta también con algunos beneficios medioambientales: ahorra un 50% de tiempo, un 15% de costes y reduce las emisiones de CO2 en un 60%, además de permitir el reciclaje de los contenedores.
Os mostramos pequeñas casas utilizando como base contenedores industriales de envío marítimo de planta rectangular y estructura de acero.
El exterior se reviste con paneles de madera y todos cuentan con una terraza en la cubierta. Las amplias puertas originales del contenedor se mantienen, pero pasan a ser ventanales que se abren al paisaje y dan sensación de amplitud. El interior está completamente aislado con paredes de madera y diseñado con soluciones funcionales de almacenamiento que aligeran el espacio. La vivienda, de pequeñas dimensiones, está equipada con cocina, comedor, sala de estar y una cama doble. Tambien os dejamos otros ejemplos de casas contenedor.
Los pisos prefabricados del gobierno municipal barcelonés para personas vulnerables hechos con contenedores marítimos reciclados van con retraso, pero cogen al fin carrerilla. Cuando el Ayuntamiento los presentó en 2018, prometió más de 90 ese mismo año, divididos en tres edificios, pero desde entonces, solo se ha construido un bloque en Ciutat Vella, con 12 viviendas. La concejala de Vivienda y Rehabilitación, Lucía Martín, ha atribuido este martes la demora a “dificultades para encontrar empresas preparadas” para un proyecto tan “innovador”, pero ha anunciado que finalmente las otras dos edificaciones prometidas en 2018 serán una realidad en dos años. Entonces Barcelona tendrá 94 pisos de este tipo, casi siete veces más que ahora.
Las viviendas alojarán temporalmente, antes de que se les adjudique un hogar definitivo, a ciudadanos en situación de emergencia habitacional, jóvenes y familias monoparentales. De esta temporalidad viene su nombre oficial, Alojamientos de Proximidad Provisionales (Aprop). Tendrán capacidad para unas 200 personas y costarán 10 millones de euros.
El edificio de Sant Martí, cuya construcción ya se ha adjudicado, se levantará en un solar entre los números 33 y 41 de la calle Bolívia, junto a la plaza de las Glòries. Se comenzará a construir antes del verano, supondrá una inversión de cuatro millones de euros y dispondrá de 42 alojamientos. De estos, 35 tendrán 52,7 metros cuadrados y dos dormitorios, y el resto, 25,8 y un dormitorio, lo que se traduce en una capacidad para unas 110 personas. La mitad de los pisos serán para familias a la espera de viviendas de la Mesa de Emergencia y el otro 50% se destinará a jóvenes.
En cuanto al edificio de Sants, Martín ha señalado que este martes se ha conocido el proyecto arquitectónico ganador, después de que el Ayuntamiento recibiera 26 propuestas. Se empezará a construir en el segundo trimestre de 2022 en el barrio de La Bordeta, en la avenida Carrilet, entre Riera Blanca y Badal, y supondrá una inversión de 6.750.000 euros. Si el coste es más elevado que el que tendrá el de Sant Martí, ha explicado la concejala, es por las “dificultades técnicas” que comporta adecuar el solar donde se levantará. Una imagen virtual del interior de los pisos de Sants.AYUNTAMIENTO DE BARCELONA
El bloque tendrá 24 pisos de dos dormitorios (56 m2) y 16 de uno (44 m2), y podrán vivir en él unas 90 personas. El 50% de las viviendas serán para ciudadanos en situación de emergencia habitacional y el otro 50%, para familias monoparentales.
Martín ha apuntado que estas últimas y los jóvenes que se alojen en el edificio junto a Glòries “nunca pagarán de alquiler más del 30% de los ingresos de la unidad familiar”. Para las personas a la espera de un piso de la Mesa de Emergencia, el coste variará en función de su situación.
Por otro lado, la concejala ha destacado algunas de las ventajas de este tipo de bloques prefabricados. Entre ellas está que el tiempo de trámites y construcción para hacerlos realidad es mucho menor que el de los tradicionales, que puede ser de entre seis y siete años. También que se reduce el impacto medioambiental y acústico de las obras.
Como contrapartida, señaló la alcaldesa, Ada Colau, cuando se presentó el proyecto Aprop, “su vida es más corta” que la de los edificios de toda la vida –el Ayuntamiento prevé alquilar las viviendas por ciclos de seis años y que duren un mínimo de dos ciclos–.
Aqui os mostramos otro uso que se le pueden dar a los contenedores maritimos.
Los contenedores se pueden utilizar de forma efectiva para generar areas de trabajo, coworking, oficinas, etc pudiendo hacerse un edificio de oficinas o acoplarlas en otro edificio existente como un pabellón.
Añadiendo estos elementos reciclados a la vivienda de los años 60, se ha ganado el espacio que necesita una familia con tres hijos.
Influenciado por el arte contemporáneo de la ciudad Suiza de Basilea y las zonas portuarias, Balthasar Wyss optó por dar una estética industrial a la renovación de su vivienda su vivienda ubicada en un terreno arbolado en Mercer Island (Washington). “Nuestros clientes, una familia de cinco miembros, nos contactaron pidiéndonos que diseñáramos algo atrevido, inusual y aventurero. Además, necesitaban más espacio para sus niños, en crecimiento y revoltosos, así como da un aire nuevo a su casa de los los años 60 y traerla al siglo XXI”, cuenta el arquitecto Paul Michael Davis, artífice del proyecto. “Les encantó la idea de reutilizar los contenedores de envío”, apunta.
La renovación de la vivienda mantiene códigos estéticos propios del siglo XXI, pero solo se perciben en el interior y en el patio trasero. La fachada principal de la casa sigue manteniendo la estética propia del resto de edificios del barrio norteamericano donde se encuentra.
La puerta de entrada a esta vivienda familiar se ha pintado de color naranja brillante, una referencia al característico tono del acero cortén de los contenedores de envío.
Con la nueva obra se busca realzar la belleza del estilo industrial refinado por el que se ha apostado en el interior. Dan fe de ello los pasillos que comunican la ampliación con los contenedores y la casa antigua.
En la zona multiusos de la casa no hay sofás, sino unos grandes pufs en los que relajarse y ver la televisión. Aquí predomina una selección de materiales sencillas: granito, cemento en el suelo, paredes de yeso y toques de madera clara y natural agregan calidez y textura. Los contenedores de envío son suficientes para generar una estética similar a la de una galería de arte.
El comedor, la cocina, el despacho y la sala de estar de la vivienda de la familia Wyss funcionan como el corazón del hogar.
Pequeño baño ubicado en el contenedor de envío. Las paredes interiores se han pintado de blanco para contrastar con el gris de baldosas y suelo y configurar una estética elegante y minimalista.
A través de una puerta corredera se accede al comedor, que se ha ampliado para crear un espacio de reunión común para la familia.
La vivienda tiene dos entradas: una por la puerta de entrada naranja que conduce al espacio común, y otra por el garaje que se abre directamente al contenedor de envío en el que hay un pequeño baño, una lavandería y espacio para que la familia deje sus mochilas y se quite los zapatos.
En el jardín de la parte trasera la vida gira en torno a una barbacoa. En la fachada no se ha ocultado la estética del container.