Este alojamiento ‘bed & breakfast’ se encuentra en medio de un viñedo de casi 60 hectáreas en Paso Robles, famosa por los vinos de California, a medio camino entre Los Ángeles y San Francisco. Consta de 20 unidades levantadas con viejos contenedores de transporte reciclados.
El estudio de arquitectos Walter Scott Perry, la compañía especializada en construcción modular CRATE desarrollaron y diseñaron el uso de estos contenedores reciclados con materiales de construcción convencionales y locales con la intención de integrarse en el entorno.
Geneseo Inn aúna de siete alojamientos BnB compuestos por dos contenedores de 7 metros de largo 3,6 metros de alto, cada uno con plataformas elevadas en la entrada y en la parte trasera. Además, la suite de lujo está compuesta por un contenedor de 12 metros de largo y otra de 6 metros. Los colores exteriores utilizados complementan las diversas etiquetas de los vinos de la zona. Actualmente está abierto al público, con habitaciones estándar desde 325 dólares la noche, unos 285 euros al cambio actual.
Las casas hechas a partir de contenedores de transporte permiten reciclar y optimizar los materiales de construcción, además de acelerar el proceso de edificación y reducir los costes. Un ejemplo es esta vivienda en Chile levantada con dos contenedores que consiguen ganar un espacio exterior entre ambos.
El estudio de arquitectos Plannea arquitectura ha levantado una casa de dos dormitorios y un baño, conectados a través de un espacio abierto techado que pone a los residentes en contacto directo con la naturaleza circundante. Además, con ventana de suelo a techo consigue ganar luz y ampliar el espacio.
De viejos contenedores en desuso a 21 pequeños apartamentos totalmente equipados y con un bonito diseño en la ciudad de Wertheim en Alemania. Ocupan 26 m2, cuentan con cocina, baño y un pequeño dormitorio y sirven de estancia temporal para negocios y turistas.
Los contenedores se han dispuesto en grupos de tres y revestidos de madera. Las habitaciones están decoradas con paredes blancas, muebles de madera y tapicería gris. Estos elementos prefabricados se colocaron sobre cimientos, se unieron y se cubrieron con un revestimiento de madera. La empresa Containerwerk se fundó en 2017 y está especializa en convertir contenedores de transporte fuera de servicio en espacios habitables.
¿Puede ser elegante una casa hecha con contenedores? Aquí tienes la respuesta
Parece que el mundo se está dando cuenta de que los recursos a los que estamos acostumbrados a utilizar se están agotando, evidentemente no a corto plazo, pero sí se sabe que muchas de las cosas que ahora son fundamentales para la sociedad dejarán de existir dentro de algunos años.
Por este motivo, se están buscando nuevas fuentes de alimentación, recursos alternativos e inacabables que se puedan expandir para llegar a todo el mundo. Esto también ocurre dentro de cada casa en las épocas de crisis, ya que nos estamos acostumbrando a reciclar y reutilizar todo lo que podamos en casa, desde la ropa, hasta los muebles, etc.
Para nosotros es algo positivo, ya que si podemos hacerle un cambio de imagen a un mueble y volverlo a utilizar ¿por qué comprar otro?
Pues algo parecido pero a gran escala es lo que está pasando con las viviendas, y es que muchos arquitectos y diseñadores han utilizado los contenedores de mercancías para hacer viviendas realmente espectaculares. En alguna que otra ocasión os hemos enseñado algunos ejemplos de este tipo de casas, pero hoy queremos enseñarte 16 que realmente nos han sorprendido. Y es que este tipo de casas están proliferando debido a su bajo coste de construcción, teniendo en cuenta de que se trata de una casa hecha a medida.
Estas fotografías son de un pequeño hotel con contenedores de carga, que recibe el nombre de ContainHotel. Se realizó para un cliente que deseaba un negocio que se pudiera trasladar con facilidad.
Un hotel con contenedores de carga
El proyecto se ubica junto al río Elba, muy cerca de la preciosa ciudad de Litomerice (República Checa). El edificio está compuesto por un contenedor de 40 pies, apoyado en sus extremos en dos contenedores de 20 pies. La capacidad máxima de este hotel container es de 12 personas.
En los contenedores de planta baja se han dispuesto dos cuartos de baño con duchas, un almacén, y una habitación de camas-litera. En la planta superior hay una fila de 4 habitaciones, todas ellas conectadas a una terraza. Es obvio que esta disposición no es la más adecuada para garantizar la tranquilidad de los huéspedes. Primero porque el piso es de madera, y segundo porque no se tiene constancia de que las puertas correderas de las habitaciones tengan un aislamiento especial al ruido.
Como se puede apreciar en las fotos, esa madera tan clara con la que se han revestido los interiores es abedul. Además, debido a lo ajustado del espacio, muchos de los muebles se tuvieron que hacer a medida. El agua para las duchas y lavabos proviene de un depósito. Aquí hay que tener en cuenta que los inodoros son “secos”, es decir, funcionan sin agua.
Con el fin de proteger de la radiación solar a las habitaciones, se ha colocado en la terraza una ligera pérgola. Está hecha con perfiles metálicos y listones de madera recuperada.
Fueron necesarios cuatro meses para tener todos los contenedores preparados. La gran ventaja de este diseño es su sencilla portabilidad: solo hay que desensamblar y montar en camiones los contenedores.
A continuación te presentamos la casa prefabricada y modular, hecha con contenedores de transporte, más grande y bonita que hayas visto.
Hace pocos días, apenas un par de semanas o tres, nos sorprendíamos ante el anuncio chino acerca de construir un hospital en Wuhan en solo 10 o 14 días ¡imposible! pensábamos… hasta que vimos cómo lo hacían; lo más espectacular tal vez fue ver decenas de escavadoras preparando el terreno a un tiempo y a la vez pero lo más esclarecedor fue descubrir cómo levantaban el hospital… aunque más que levantar, como diríamos de un edificio cualquiera, habría que decir instalar porque el hospital se construyó en tiempo récord a base de ensamblar módulos prefabricados. Y no, este modo de construir no es un cuento chino.
Hace sólo un par de días os mostrábamos la idea de unos arquitectos americanos que han diseñado un refugio a partir de módulos de este tipo para que las personas que perdieron sus casas en los incendios de Malibú tengan un lugar propio para vivir mientras levantan de nuevo sus casas o adquieren otras y hoy vamos más allá porque esta casa diseñada por MB Architecture y construida con contenedores de transporte no es un refugio, es una vivienda de diseño instalada el pasado mes de marzo y aspira a convertirse en un referente, en un nuevo modo de construir: más barato, más rápido e incluso más ecológico.
Se trata de una casa de casi 170 metros cuadrados que ha colmado las expectativas de un matrimonio con hijos que buscaba casa por los Hamptons sin acabar de encontrar lo que querían; Maziar Behrooz, fundador de MB Architecture, confiesa que esta casa no ha surgido de la nada sino que es fruto de 10 años de trabajo e investigación, es la más grande que nunca han construido, como decíamos, todo un referente en este tipo de construcción.
La casa consta de cuatro contenedores de transporte que pueden instalarse en un solo día, su instalación puede variar en función del terreno y la orientación que se quiera dar a la vivienda; una vez instalados los contenedores, llega el momento de la transformación de sus espacios en los propios de una vivienda empezando por las instalaciones y alicatados y terminando por el interiorismo y decoración.
Menos tiempo, menos costes y la posibilidad de diseñar la vivienda tal y como siempre has soñado, lo que ofrece MB Architecture no es cosa de poco…
The Lindendale is a luxury house constructed by Australian company Container Build Group using 14 x 20 ft shipping containers.
Each container was completed in the factory and delivered to the homesite, and can be installed within 5 hours. This method of home construction saves time and cost while maintaining the look and feel of a luxury home.
Finalizada en marzo de 2019, esta casa modular en Amagansett, Long Island, tiene cocina, cuatro dormitorios y tres baños en 548 metros cuadrados. Para construir la parte principal de la estructura se usaron cuatro contenedores marítimos de 40 por 8 pies, dos colocados uno al lado del otro y dos más apilados encima. El interior se dejó diáfano para crear un espacio interior mayor. Todo el edificio se instaló en dos días y se completó en dos meses.
La firma de arquitectura de Nueva York, MB Architecture, es la responsable del proyecto. Situada en un terreno triangular y boscoso, han transformado 4 contenedores marítimos en una casa de fin de semana con un gran espacio exterior y suficiente espacio para una piscina, aprovechando las hermosas vistas y mucha luz natural.
Además de la limitación del propio terreno pare la construcción, los clientes también tenían un presupuesto limitado, que, una vez terminada la obra, resultó ser mucho menor que el proyectado originalmente. Los contenedores marítimos fueron solución perfecta, reduciendo significativamente los costes y ofreciendo al mismo tiempo una estrategia de diseño única. MB Arquitectura propuso prefabricar el edificio fuera de la obra y reducir el coste del transporte.
Los diseñadores instalaron una amplia escalera, que ocupaba el ancho de un solo contenedor, y extendieron el alto techo de la sala de estar para crear una zona de entrada que diera al patio trasero. Se añadieron ventanas de suelo a techo y de pared a pared para aprovechar la luz natural y proporcionar unas vistas impresionantes y una amplia zona exterior.
Se colocó estratégicamente una casa de huéspedes de dos dormitorios, lejos de la estructura principal, para crear un patio entre los dos edificios, haciendo que la propiedad pareciera más grande.
El 90 por ciento de la obra se realiza en una planta industrial; una vivienda de 90 metros cuadrados está terminada para habitar en tan solo tres meses y no depende de las variaciones climáticas
Las necesidades actuales de una sociedad sumida en una crisis habitacional -con un déficit de al menos 3,5 millones de viviendas-, la demanda de las nuevas generaciones (que necesitan cumplir sus deseos de una casa propia) y los valores para adquirir una propiedad ofrecen una oportunidad para pensar creativamente la construcción. Eso es lo que está sucediendo desde hace unos años en el sector enfocado en proyectos sustentables que buscan innovar el modo de habitar y que se engloba bajo el concepto de casas modulares.
Todo comenzó con la reutilización del container para fines residenciales en 2001 en Holanda. La propuesta pronto se convirtió en una tendencia que triunfa en todo el norte de Europa y España y ahora se hace un lugar en la Argentina. «En el mundo ya hay hoteles, oficinas, viviendas, shoppings, tiendas y restaurantes, entre otros usos que se le da a esta nueva forma de arquitectura. Como transporte de mercaderías, los containers tienen una vida útil de tan solo 14 años. Así, en la construcción modular, una cantidad desmesurada de materiales nobles, no renovables, ahora puede encontrar un nuevo ciclo útil cambiando la cara de la arquitectura. Se reutilizan más de 4000 kilos de acero que antes terminaban abandonados en un puerto», explica el desarrollador inmobiliario Exequiel Milani quien trajo, bajo el nombre de Suite Box, el método de construcción al país.
«Muchos son escépticos sobre este tipo de construcción. Culturalmente la casa tradicional de ladrillo fue implantada en la mente de nuestra sociedad por décadas. A todos nos criaron en un hogar con paredes tradicionales y techo de tejas. Pero hoy los materiales han cambiado y proponen innumerables mejoras en su condición de ahorro energético y de rápida construcción. Cuando los clientes ven las casas finalizadas, se sorprenden con el nivel de terminaciones y el diseño y confort que poseen. Hoy explotó el mercado por necesidad y por tendencia y ya son muchos los que deciden vivir en este tipo de hogares: prácticos, cómodos, transportables, accesibles y sustentables», asegura Milani.
El método
El 90 por ciento de la obra se realiza en una planta industrial. El 10 por ciento restante se ejecuta en el terreno y tiene que ver con las instalaciones de la casa a los servicios públicos, agua, luz y la cámara séptica. Al hacerse en una planta, los tiempos de construcción son muy rápidos. En el mejor de los casos, en 90 días una vivienda de 90 metros cuadrados puede estar terminada y el proceso de fabricación no se ve afectado por las inclemencias climáticas. «Las casas modulares se construyen según exigencias de los institutos de la vivienda con los espacios mínimos exigidos y se pueden generar casas de las medidas que el cliente quiera. Este método simplemente cambia la forma de construir. Una vez ensamblados en su destino final, no se aprecia que fueron módulos sino todo un conjunto armónico con estilo moderno», dice Ignacio Cuenca, socio gerente de Modufox, otra de las empresas que ofrece este tipo de construcción en el país.
«La construcción en seco es el sistema constructivo más utilizado para la vivienda individual y colectiva en los países de mayor desarrollo económico del mundo. Estados Unidos, Canadá, Australia, los países escandinavos y Nueva Zelanda, entre otros, lo eligen. Ofrece la opción de combinar un amplio espectro de tecnologías de producción y, además, posibilita las ampliaciones (extensiones) sin perturbar el uso de la vivienda», afirma Diego García Pezzano, de la Cámara Argentina de Aserraderos de Madera, Depósitos y Afines (Cadamda).
Más allá de la etapa de construcción en sí, los desarrolladores aseguran que, como los módulos son resistentes y durables, no presentan problemas de filtraciones, humedad, rajaduras, ni otros inconvenientes que suelen tener quienes habitan en una vivienda tradicional. «Como ventajas adicionales de su practicidad podemos mencionar que fácilmente pueden desmontarse y trasladarse a otro terreno si deciden cambiar de barrio -se cargan a un camión con una grúa- y también pueden ampliarse con el tiempo. Es habitual que nuestros clientes comiencen construyendo un módulo pequeño de 30 o 45 metros cuadrados – el tamaño de su actual departamento- y luego vayan anexando nuevos módulos para finalizar con una casa de hasta 150 metros cuadrados. Es más, por lo general, los clientes dejan de pagar el alquiler y se mudan a un terreno con todo el verde. Muchas veces nos ocurrió que ensamblamos la casa en el lote y todo el proceso demandó menos tiempo que la construcción de la pileta», amplía Milani.
Materiales
Aunque los que operan en el mercado aseguran que todavía hay que luchar contra el mito de que la construcción industrializada es de baja calidad, las casas modulares se fabrican con materiales de altos estándares. Doble vidrio hermético, revestimientos novedosos, perfilería de acero con mayores resistencias que el hormigón, son algunas de las opciones que el cliente puede elegir al momento de la compra. Por citar otro ejemplo, la composición de las paredes de espuma de poliuretano le brinda una óptima temperatura de confort. Éste es el material con mayor poder de aislación disponible en el mercado. Además, está incluida en la categoría A dentro de la escala de eficiencia térmica según la ley de eficiencia energética promulgada hace cuatro años y que obliga a los arquitectos a informar la categoría de aislación térmica de la construcción, que es una oblea igual a la que viene pegada en freezers y heladeras.
Los costos
Este método constructivo reduce los costos un 40 por ciento respecto del método tradicional. En tanto se construye en un entorno cerrado, es decir, la planta industrial, los obreros no tienen que trasladarse, no hay inclemencias climáticas y las casas se fabrican en «serie» por mano de obra especializada en cada rubro. Por otro lado, al momento de concretar la compra, se define un precio fijo. Así, el efecto de la inflación que suele afectar la construcción tradicional, no tiene incidencia alguna sobre el valor final del proyecto. Por último, dado que las casas se construyen en poco tiempo, también se evita pagar expensas e impuestos del terreno que se adquirió para construir, sin estar viviendo allí.
«Las grandes ventajas de este método son el tiempo de ejecución de la obra que se reduce a la mitad, la calidad constructiva, y la ausencia de adicionales sorpresivos en los presupuestos. En cuanto al metraje, en tanto que la construcción se realiza por módulos, no tiene límites: a mayor necesidad de metros, más módulos», indica el diseñador de interiores César Stivaletta que trabaja junto al arquitecto Andrés Yanibeli y se ocupa de customizar la vivienda, dependiendo de las necesidades del cliente. Así, los valores de inversión oscilan entre los US$700 y los US$900 por metro cuadrado según categoría de terminaciones, distancias de posicionamiento en destino final y otros detalles.
Impacto ambiental
Reutilizar contenedores para la construcción es sustentable. En tanto que el 100 por ciento del mismo se recicla, la huella de carbono es igual a cero. Tampoco hay excavación de cimientos en el terreno, dado que el montaje se realiza sobre pilotes de apoyo y, posteriormente, la vivienda se puede mover a cualquier lugar a voluntad sin afectar la tierra. Eso no es todo. Hay una utilización óptima de los recursos: el uso de materiales de construcción tradicionales como la madera, el hormigón, el yeso de revestimiento, el agua y el vidrio aislante se reduce al mínimo.
La construcción en seco minimiza además la contaminación urbana. Los contenedores usados son un desecho de la sociedad y, en cierto momento de su vida útil, se torna más costosa su reparación o revalorización que la construcción de uno nuevo. Esto se traduce en el abandono como desecho de hasta un tercio de los contenedores usados en cualquier puerto, lo que ocupa un valioso espacio urbano.
En resumen, durante su construcción, el uso de materiales, la gestión de residuos, el ahorro energético, el bajo impacto en obra y la utilización del 100 por ciento del contenedor, hacen del sistema una opción de alto interés en términos de sostenibilidad. Finalmente, en lo que refiere a su uso, la vivienda consume poca energía eléctrica y los materiales herméticos le otorgan aislación térmica y acústica. Además, es incombustible, no es comestible por insectos ni roedores y es hidrorepelente, es decir que el agua y la humedad no la afectan. Los módulos fabricados pueden instalarse en cualquier tipo de terreno. Son antisismos y auto-portantes, por lo cual pueden apoyarse sobre pilotines, zapata corrida o platea.
Casos de éxito
En 1959, la empresa Edil Sud, en Comodoro Rivadavia, tuvo un rol significativo en la demanda de viviendas para la industria del petróleo y gas en esa época. Las casas se fabricaban íntegramente en taller con la tecnología de producción en cadena (es decir, al igual que un automóvil).
Este año, la empresa Modufox produjo, en su planta de Moreno en la provincia de Buenos Aires, un hotel de gerentes en tan solo 90 días. El ensamblado incluyó 12 habitaciones con aislación térmica para soportar temperaturas de -20° con 100 mm de poliuretano, y decoradas con materiales de primera calidad y estilo moderno. Cada dormitorio, amoblado con camas de plaza y media, tiene escritorio y vestidor. El predio cuenta además con galería, parrilla, comedor, cocina, living y gimnasio. La construcción completa fue montada en el Salar de Olaroz a 4000 metros de altura, en una minera en la provincia de Jujuy.
Eco suite box es el prototipo 100 por ciento sustentable que está construyendo la firma Suitebox. Se trata de una vivienda que logra condiciones óptimas de habitabilidad con el mínimo consumo energético. Es autosuficiente y auto regulada, con un mantenimiento económico que no depende de fuentes locales de energía (electricidad, gas, carbón, etc.). Por el contrario, ésta procede mayoritariamente de fuentes naturales gratuitas. La casa reutiliza el agua de lluvia, produce su energía, trata los residuos que genera su usuario y ahorra recursos. Cambia todo cambia y la construcción también tiene su ola de desafíos
Los contenedores industriales podrían convertirse en unidades tipo estudio para ayudar a aliviar la crisis de vivienda
Un plan para usar la propiedad de la iglesia para instalar viviendas asequibles podría estar llegando a buen término en unos meses a medida que un grupo local se prepara para anunciar un sitio en San Diego para crear un proyecto con 21 unidades en contenedores industriales adapatados.
“Estas casas necesitan una casa”, dijo Mónica Ball de Yes In God’s Back Yard, un grupo que se formó a principios de este año.
El grupo se describe a sí mismo en su sitio web, yigby.org, como un grupo colaborativo de profesionales intersectoriales llamados a abordar la crisis de vivienda de San Diego mediante el uso de propiedades de la iglesia infrautilizadas.
En los siguientes días se anunciará un sitio de la iglesia dispuesto a albergar los contenedores industriales, y una vez que el sitio esté preparado y los contenedores estén en su lugar, 21 personas mayores podrán mudarse para fin de año, dijo.
El nombre Yes In God’s Back Yard (sí en el patio trasero de Dios) es un juego de palabras que se desprende de la frase, Not in my back yard (no en mi patio trasero), una objeción que comúnmente se escucha en ocasiones cuando se proponen viviendas de bajos ingresos o servicios sociales en algunos vecindarios.
Como una forma de sortear esa resistencia, Ball dijo que YIGBY usará terrenos propiedad de iglesias u organizaciones sin fines de lucro para las viviendas, lo que encajaría con la misión de los propietarios del predio. El plan también haría que los pequeños proyectos sean más asequibles porque estarían en propiedades exentas de impuestos, dijo.
El alquiler estaría por debajo de la tasa de mercado y establecido por la agencia de servicios sociales que trabaja con la población alojada en la propiedad, dijo Ball.
YIGBY trabajará con CRATE Modular en Carson para convertir los contenedores en departamentos tipo estudio. El costo de compra será de aproximadamente 1 millón de dólares, y el costo total, incluido el transporte y la instalación, será de aproximadamente 3 millones de dólares. YIGBY tiene compromisos de financiadores para cubrir los gastos, dijo Ball.
El dinero se recauda a través de Funders Together to End Homelessness, un subgrupo de San Diego Grantmaker y compuesto por importantes filántropos y organizaciones, incluida la Comisión de Vivienda de San Diego, McCarthy Family Foundation y Alliance Healthcare Foundation.
La idea de usar terrenos de la iglesia para viviendas asequibles surgió de una reunión de almuerzo entre Ball y el recaudador de impuestos del condado de San Diego, Dan McAllister, a fines de 2017.
“Tuvimos una lluvia de ideas durante un par de horas y hablamos sobre diferentes cosas”, dijo McAllister sobre su almuerzo con Ball, un miembro de la junta de Urban People Living In Faith & Trust, o UPLIFT.
McAllister dijo que recordaba haberle dicho a Ball que muchas iglesias en el condado habían perdido miembros, dejando algunas de sus propiedades infrautilizadas. Asignar esa tierra para viviendas podría generar ingresos para las iglesias y al mismo tiempo ayudar a crear unidades de alquiler asequibles muy necesarias, dijo.
En cuestión de días, McAllister había propuesto una lista de 1100 posibles iglesias en todo el condado para viviendas potenciales. Ball dijo que la oficina del alcalde de San Diego, Kevin Faulconer, luego proporcionó una lista de 400 sitios específicamente dentro de la ciudad.
Para generar interés en el proyecto de San Diego, Ball ha dirigido cinco giras a Los Ángeles y el condado de Orange para mostrar posibles inversores y otros proyectos creados con contenedores industriales.
Andy Ballester, residente del condado de San Diego, cofundador de GoFundMe.com, fue uno de los primeros partidarios de YIGBY. Su Fundación BQuest, también miembro de Funders Together to End Homelessness, presentó una subvención de planificación al grupo para descubrir qué obstáculos imprevistos podrían presentarse.
“El modelo parecía demasiado perfecto”, dijo. “Pero después de 90 días de investigación, descubrimos que esto funciona”.
El plan sería crear pequeños proyectos de 10 a 30 unidades repartidas por todo el condado, ya sea a través de la construcción tradicional o contenedores de envío. Según la agencia involucrada, podrían alojar a personas mayores, familias de bajos ingresos, personas sin hogar, veteranos u otras poblaciones, dijo.
El proyecto costaría entre 140 mil y 167 mil dólares por unidad, sustancialmente menos que algunos proyectos locales de viviendas asequibles que han costado hasta 500 mil dólares por unidad, dijo Ballester. En Los Ángeles, recientemente se informó que un nuevo proyecto de vivienda para personas sin hogar costó hasta 700 mil dólares por unidad.
Después de 20 años, las organizaciones sin fines de lucro y las iglesias participantes serían las propietarias de los edificios en su sitio. Hasta entonces, también obtendrían una pequeña ganancia de la renta de los inquilinos, dijo.
Los contenedores industriales convertidos serían unidades de estudio aisladas de una habitación con sus propias cocinas y baños.
Amanda Gattenby, vicepresidenta de desarrollo de CRATE Modular en Carson, dijo que su pasión es desarrollar viviendas asequibles y tener un impacto en el mercado inmobiliario. CRATE Modular creó un edificio de dos pisos para Malibu High School y está trabajando en un refugio de 150 camas y centro de navegación para personas sin hogar en la ciudad de Buena Park. El predecesor de la compañía también construyó unidades de vivienda en Los Ángeles y el condado de Orange.
Si se desarrolla el proyecto de San Diego, Ball dijo que la vivienda servirá como una demostración para que los inversores financien más.